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miércoles, 7 de noviembre de 2012

Aeróbico-Anaeróbico: Dos términos para erradicar del vocabulario asociado al ejercicio


(Jorge Roig. 2012)


Ciertamente no debe haber profesional vinculado al ejercicio físico que no conozca algo sobre metabolismo energético. Sin embargo no menos real es que no todos tienen la posibilidad de analizar, desde el punto de vista bioquímico, las reacciones metabólicas que refieren a la ganancia o sesión de energía durante distintas manifestaciones de esfuerzo físico. Y esto porque la formación en el territorio de la bioquímica ha sido un déficit que se padece incluso hoy dentro de la currícula de la carrera de Educación Física. Desde esta afirmación, aseguro por ello que la enorme mayoría de los que hablamos sobre los mecanismos de obtención de energía hemos sido meros repetidores de lo que nos han dado a conocer los libros de texto, en el mejor de los casos. Bajo esta situación entonces, es válido pensar que fuimos educados para aceptar casi sin cuestionamientos aquello que está escrito en los manuales, lo que bien puede significar repetir durante mucho tiempo algo aprendido en otro estado del conocimiento de la ciencia, muy distante del actual. Y este error tiene sus costos a pagar.

Muy lamentablemente la falta de análisis sobre lo que multiplicamos referido a energética, ha depositado un conocimiento equivocado por más de cien años, saber este que por ello, a mi entender, cuesta demasiado modificar entre los profesionales que transitan el territorio biológico vinculado al ejercicio físico.
En sus inicios, tanto la Bioquímica como la Medicina han aportado conocimiento fundamental sobre las reacciones energéticas. Así, los metabolismos responsables de resintetizar ATP a nivel del tejido muscular fueron muy investigados porque podían explicar muchos de los fenómenos que acontecen cuando realizamos actividad física, por ejemplo. Pero justamente en este punto, demasiadas afirmaciones hoy están cuestionadas porque varios fenómenos no suceden como se decía (tal el caso de la evidencia existente en cuanto a la no formación de ácido láctico a pH fisiológico) y también, como pongo en consideración para su análisis, ciertos términos asociados a la energética deberían ser revisados e incluso, sustituidos o eliminados.

En este breve análisis que desarrollo hoy, es de mi interés resaltar porqué los términos “aeróbico” y “anaeróbico” debieran al menos ser revisados en profundidad, ya que a mi entender no se corresponden necesariamente con los fenómenos bioquímicos a los que ellos refieren. Y valga destacarlo, demasiadas interpretaciones erróneas ha generado ello en el campo del entrenamiento deportivo.
El término aeróbico ha significado, desde la explicación tradicional, aquellas reacciones del metabolismo energético que involucran al oxígeno, en tanto que la denominación de anaeróbico hace referencia a aquellas en las cuales el oxígeno no está presente y ello tendría implicancias en el rendimiento. En este último caso, esto lleva implícito la resíntesis de ATP bajo condiciones que limitan el esfuerzo a escasos segundos debido a las eventos que se presentarán en el interior de la célula muscular durante el mismo.

Desde esta certeza, los dos nutrientes principales del aprovisionamiento energético en ejercicio, la glucosa y los ácidos grasos, fueron profundamente estudiados en sus reacciones de resíntesis de ATP al punto de instalarse durante décadas un conocimiento muy estructurado sobre la degradación de azúcares y grasas. Así, se definió a la lisis de la glucosa (glucólisis) tanto por mecanismos aeróbicos como anaeróbicos y a la de los lípidos (lipólisis), solo bajo la condición de aerobiosis.
Ahora bien, cuando analizamos por ejemplo a la glucólisis, ella implica necesariamente la degradación de la glucosa hasta su descomposición en dos moléculas de piruvato, y no más. Que este piruvato termine degradándose a la forma de acetil Coa o de lactato dependerá de varias cosas, pero no de la presencia o ausencia de oxígeno. Porque bien sabemos que aun en esfuerzos muy leves se forma lactato, lo que incluso acontece en reposo, situación que no permite hablar de anaerobiosis, como es de imaginar.

Lo que eventualmente suceda cuando este gas está presente o ausente es otra cosa muy diferente, pero no causa-efecto. Es decir, si coincidentemente cuando el oxígeno está ausente la velocidad glucolítica está manifiestamente acelerada, no es por la ausencia del referido gas sino porque la formación de subproductos es muy elevada, y esto dispara a enzimas y complejos enzimáticos, nada más. Hay evidencia, por ejemplo, sobre valores de lactato tan elevados como 12mMol en esfuerzos de 100m llanos, actividad definida desde la fisiología del ejercicio como anaeróbica. Sin embargo, estos mismos valores de lactato pueden encontrarse en ejercitaciones de consumo máximo de oxígeno (VO2max). Así entonces, pruebas tan opuestas como las mencionadas nos ofrecen valores similares del referido metabolito. Y en este caso que ejemplifico, en una situación supuestamente el oxígeno no estuvo (sprint de 100mts) y en la otra prueba (VO2max) estuvo al 100%.

Fundamentando con un ejemplo el impacto que tiene la intensidad del ejercicio y no la presencia o ausencia del referido gas, lo que se ha definido como “aglomeración del piruvato”, situación en la cual esta molécula se acopia en el citoplasma dando lugar finalmente a la formación de lactato, esta acumulación acontece aun habiendo elevadas cantidades de oxigeno consumido en la unidad de tiempo y con una presencia suficiente de mitocondrias. Es la intensidad del esfuerzo lo que acelera la glucólisis debido a la estimulación de la PFK que se activa fuertemente por subproductos de la glucólisis y no por la ausencia de oxígeno. Y fundamento esta afirmación en lo siguiente: prácticamente todas las enzimas que participan en las reacciones bioquímicas responden según su asociación a determinados productos, los que acaban vinculándose a sitios alostéricos de las enzimas de la reacción. De esta manera, es esa molécula la que activará o inhibirá el inicio y/o la prosecución de la reacción. El ejemplo de la formación de ADP es por demás elocuente aquí. La aparición de esta molécula implica la activación de la fosforilasa asociada a la fosforilación de la glucosa (pasa de su forma B a la A) y con ello el encendido de la glucólisis. Y una cosa parecida acontece con la PFK en presencia de altas concentraciones de ADP. Incluso la formación de AMPc es imprescindible para que se concrete la degradación de los ácidos grasos porque acaba por activar a la enzima Lipasa hormono-sensible (LHs) y ella garantizará la partición del triglicérido en ácidos grasos y glicerol. En ninguna de estas reacciones se envolvió el oxígeno, muy por el contrario. Siempre existe, y se involucra directamente, la relación ADP/ATP y esto responde a la intensidad del esfuerzo. Y justamente la relación ADP/ATP establecería la activación o inhibición de las diferentes rutas metabólicas celulares. Es por ello que afirmo que es la intensidad del ejercicio el factor determinante en la implicancia de una dada ruta metabólica, y no la disponibilidad de oxígeno.

Si analizamos a las reacciones que se dan en la lipólisis veremos algo parecido a lo de la glucólisis. La ruptura de un triglicérido en 3 ácidos grasos y una molécula de glicerol se da sin oxígeno y en el citoplasma celular y por ello, al igual que la glucólisis, es un proceso absolutamente extramitocondrial. Para que un ácido graso (AG) se involucre en la resíntesis de ATP deberán acontecer varios pasos, siendo el último de ellos dependiente de la carnitina y no del oxígeno y, además, también esto acontece fuera de la mitocondria. Es justamente la formación del compuesto acil-carnitina el que puede garantizar la inclusión del AG a la mitocondria, pero siempre condicionado a que la carnitin-palmitoil-transferasa 1 (CPT1), no sufra de inhibición enzimática, como acontece cuando se acumula malonil-Coa. En este caso, aun habiendo todo el oxígeno disponible, la ruta metabólica asociada a la lipólisis y beta-oxidación posterior estará limitada.

Así resumiendo, ni la glucólisis ni la lipólisis debieran rotularse como aeróbicas. Pero tampoco la glucólisis es anaeróbica desde la antigua concepción terminológica de lo aeróbico y anaeróbico. Porque todo el proceso es extramitocondrial y por ello no dependiente del oxígeno.
Recientemente el reconocido científico sudafricano Tim Noakes ha publicado en su libro “Lore of Running” las siguientes conclusiones, las que coloco seguidamente porque de alguna manera se expresa en forma similar a lo que he expuesto:
1) Considera no apropiados los términos anaeróbico y glucólisis anaeróbica, ya que hay una sola glucólisis y consta de once pasos desde glucosa a lactato.
2) No hay evidencia de que se produzca anaerobiosis, incluso al 100% del VO2 máx.
3) El término ácido láctico es inapropiado, ya que lo que existe en el organismo es lactato, y el mismo no es un factor causante de la fatiga.

Para reflexionar….

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